Limpieza de sentimientos románticos
Limpieza de sentimientos románticos
Se encontraba
nerviosa, muy nerviosa, la clase había pasado como si de una
eternidad se tratase, apenas había atendido a la explicación del
profesor, estaba en clase de matemáticas o de física? Ese profesor,
calvo con una pequeña coronilla de pelo a los lados debería ser el
profesor de matemáticas, si matemáticas, ya había salido alguien a
la pizarra y se había quedado bloqueado ante la formula que había
explicado hacia unos minutos y nadie se había atrevido a decir que
no la entendía ni por asomo. Por fin la campana sonó, despertando a
Ami de aquel sueño estando despierta, levantándose rápidamente del
pupitra casi olvidándose su mochila y de recoger la mesa, se asombro
bastante, ese profesor muy avispado no era tenia el libro de lengua
abierto y no se había dado cuenta. Las amigas la esperaban a la
salida, tenia tres con las que siempre salia, una de ellas era bajita
pero tenia muy buen ver, otra mas alta con un largo cabello y la
ultima era la típica presumida, daba igual lo que hicieran las demás
ella siempre era mas. Ami intento seguir la conversación, hablaban
de un chico o de una pagina web que acababan de encontrar, no estaba
del todo segura, pero no importaba ya había llegado a su casa
gracias a que hacían la ruta juntas para no ir solas por la calle
tan de tarde, balanceo la mano y se despidió con una sonrisa amable
antes de cruzar la verja.
La casa de Ami era
grande, sus padres trabajaban en una multinacional y ganaban bastante
dinero así que era una niña de buena familia. La casa tenia unas
tres plantas mas la planta baja, la primera era cocina y salones, la
segunda tenia las habitaciones, la tercera los despachos de sus
padres y la ultima era el desván que por seguridad estaba siempre
cerrado ya que estaba lleno de trastos. El jardín no era inmenso, no
les gustaba demasiado las plantas pero había un par de setos
recorriendo la pared exterior y unas jardineras preciosas en las
ventanas que daban un toque hogareño. Ami paso la puerta principal
con un codigo y tuvo que teclear un segundo código en la puerta a
parte de la llave que siempre llevaba encima para poder entrar dentro
de la casa.
-Buenos tardes
señorita Ami, ha pasado un buen día?- Pregunto una voz que hizo
sonreír a Ami casi al instante.
Como sus padres no
se encontraban en casa muy a menudo, esta era una de esas ocasiones
en las que se tirarían mas o menos una semana cada uno sin aparecer,
habían decidido que su hija no podia quedarse a la tierna edad de 15
años sola en casa tanto tiempo, así que habían contratado servicio
domestico para limpiar la casa y hiciera compañía a la joven. Allí
se encontraba Mariko, una chica nueva que había entrado haría menos
de un mes pero que ya había hecho aquella casa de lo mas acogedora
con su buena actitud y su sonrisa que parecía eterna. El cabello de
Mariko estaba recogido en una coleta que caía en cascada por su
espalda, Ami tenia envidia, sus padres no dejaban que lo tuviera
largo y Mariko lo tenia brillante siempre por los productos que se
ponía, se notaba que estaba bien cuidado. Ademas de llevar siempre
una coleta, Mariko llevaba su traje de maid reglamentario, un vestido
negro con muchas volandas blancas a los filos de la ropa, un delantal
blanco desde el pecho hasta la cintura, una pequeña cofia en la
cabeza también blanco y finalmente un lacito rojo para resaltar los
colores del traje de maid. Opcionalmente a veces llevaba un ligero
negro a modo de medias, aquel dia lo llevaba también quizás para
resaltar su figura de maid que a los ojos de Ami era de lo mas
hermoso.
Cuando ambas se
miraron se sonrojaron al instante ya que sabían lo que había entre
ellas, no había pasado de repente pero con el paso de los días Ami
y Mariko se habían hecho muy amigas y después de un día de baño
digamos que se habían hecho de lo mas cercanas, se daban cariño
mutuamente y prácticamente eran pareja pero no lo podía ir diciendo
por ahí como si nada.
-Si, hoy el profesor
se a puesto pesado con las matemáticas pero he atendido muy bien.
-Dijo Ami con una sonrisa sonrojada antes de mirarla con curiosidad.
-Tendré recompensa?
El tono de Ami era
picante cosa que sobresalto a Mariko, pero esta asintió sabiendo que
a ambas les gustaban los juegos.
-Claro que si, ve a
la sala que te serviré la merienda.- Informo mientras se ausentaba a
la cocina de donde salían ruidos de platos y de cacerolas.
Sin cambiarse de
ropa, aun llevando su uniforme de la escuela Ami se sentó en el sala
esperando a que trajeran su merienda, casi parecía que su estomago
estaba rugiendo de impaciencia antes de que Mariko se acercara con
una bandeja llena de dulces y una taza de te con leche que humeaba.
Rápidamente empezó a comer, de forma delicada si pero con ganas de
comer, desde la hora del almuerzo que no las dejaban probar bocado y
eso hacia ya un buen par de horas.
-Esta a tu gusto
señora?- Pregunto Mariko preocupada de que no hubiera acertado con
la recompensa, no siempre era algo pervertido o lujurioso, por lo
general tomaba una merienda menos sustanciosa y el que la hubiera
permitido tomar dulces era mas que suficiente para Ami.
-Me encantan los
dulces.- Dijo con una voz melosa Ami antes de mirarla con un trozo de
nata en los labios y cerrar los ojos para esperar algo mas dulce que
la nata.
No tuvo que esperar
demasiado ya que Mariko se fue acercando a Ami y, tomándola de la
nuca, se fundio en un beso tierno con la menor, moviendo un poco la
lengua por sus labios para tomar toda la nata antes de mirarse de
nuevo.
-Eres una
traviesa...cuanto tiempo llevas así?- Pregunto Mariko sabiendo que
Ami estaba de lo mas impaciente ya que había empezado a temblar.
-Es que...desde ayer
por la noche cuando dormimos juntas...no puedo quitarte de mi mente
Mariko...no puedo dejar de pensar en ti.- Confeso Ami antes de
abrazarse a ella para robarle otro beso, esta vez levantándose un
poco de la silla casi tirándola al suelo por el impulso.
Mariko era mas mayor
y había vivido mas así que no le tomo por sorpresa del todo aquel
beso pero si que tomo la iniciativa en el acercamiento de Ami, no la
iba a dejar estar así.
Con una mano rodeo
la cintura de Ami y con la otra rodeo su nuca, apretándola mas a su
cuerpo mientras la pequeña se dejaba hacer por la maid, sabiendo que
la había activado y ahora no la iba a dejar ir. Recordaba la primera
vez que se besaron, se quedaron una noche mirando una película
romántica en la televisión, Ami se había tumbado en el sofá y
como si fuera por un impulso en vez de poner la cabeza en una de los
cojines había colocado la cabeza en las rodillas de la maid y ese
fue el punto de no retorno, cuando se encontraron ambas en esa
posición ninguna quiso parar, ninguna quiso ocultar lo que sentía
por la otra.
Ahora la mano de la
maid se deslizaba por debajo de la falda de Ami que sin oponer
resistencia se abrió un poco de piernas para facilitarle el acceso,
los juguetones dedos de Mariko comenzaron a palpar toda la delicada
tela, desde arriba hasta abajo, dejando a una jadeante Ami atrapada
por su abrazo y por sus brazos mientras la miraba en todo momento,
cada reacción o movimiento de su cuerpo. Entonces dejo de abrazarla
para abrir la camisa de su traje de maid, dejando ver que no llevaba
sostén solo la tapaba la tela especial del traje y seguidamente
también abrió la camisa del uniforme escolar para poder apartar con
gestos rápidos su sostén, mirándola cada vez mas traviesa.
-Tan...tan de
golpe?- Intento preguntar Ami pero ya no dependía de ella, esa
pregunta quedo ahogada entre besos de Mariko que lentamente la iba
arrinconando contra la pared dejando que sus pechos se juntaran,
acariciándose con cada movimiento y respiración provocando que la
temperatura fuera aumentando. Aunque no lo dijera abiertamente,
Mariko estaba igual o pero que Ami, había estado todo el día en la
casa de su adorada ama, había visto su ropa, su habitación y se
había tumbado para quedarse con su aroma impregnado en su traje para
poder trabajar pensando en ella, si Ami no había atendido a las
clases, Mariko no había atendido del todo a su trabajo excepto en el
cuidado de la pequeña.
Ami se sentía atrapada pero era demasiado delicioso como para sentir miedo, sus jadeos eran suaves ahora que Mariko por fin la había dejado libre, al menos sus labios, viendo como descendía por su cuerpo para poder besar sus pechos, atrapando los pezones de la menor en tiernos besos lujuriosos, notando como la lengua pasaba de forma circular por ellos para estimularla mientras Ami respondía endureciendo sus pezones por el placer, llevándose una mano a los labios para morderlos mientras acariciaba el cabello de Mariko con la otra mano. Se sentía de lo mas bien, sus labios comenzaron a humedecerse y sus ojos a brillar con suavidad casi como si estuvieran llorosos pero no sentía tristeza si no felicidad por tener por fin lo que quería. La maid continuo bajando hasta llegar a las braguitas de Ami, tomándolas con las manos antes de bajárselas, viendo aquella preciosa vagina que parecía brillar al igual que los ojos de su propietaria.
Ami se sentía atrapada pero era demasiado delicioso como para sentir miedo, sus jadeos eran suaves ahora que Mariko por fin la había dejado libre, al menos sus labios, viendo como descendía por su cuerpo para poder besar sus pechos, atrapando los pezones de la menor en tiernos besos lujuriosos, notando como la lengua pasaba de forma circular por ellos para estimularla mientras Ami respondía endureciendo sus pezones por el placer, llevándose una mano a los labios para morderlos mientras acariciaba el cabello de Mariko con la otra mano. Se sentía de lo mas bien, sus labios comenzaron a humedecerse y sus ojos a brillar con suavidad casi como si estuvieran llorosos pero no sentía tristeza si no felicidad por tener por fin lo que quería. La maid continuo bajando hasta llegar a las braguitas de Ami, tomándolas con las manos antes de bajárselas, viendo aquella preciosa vagina que parecía brillar al igual que los ojos de su propietaria.
-Mira como estas,
estas de lo mas brillante y mojadita, déjame atenderte señorita.-
Dijo Mariko en forma ceremonial antes de hundir los labios en los
labios vaginales, arrancándole un gemido a Ami por la sorpresa y por
no estar acostumbrada a esa sensación. La lengua de la maid era de
lo mas precisa, paso por toda su rajita recogiendo los fluidos y
sorbiéndolos antes de acercar el dedo pulgar al clítoris,
acariciándolo de forma intermitente mientras con la lengua iba
estimulando la entrada de su vagina, probando los fluidos que se
filtraban por ella sabiendo que cada vez estaba mas y mas caliente.
-S...se siente
demasiado bien...eres mala conmigo...sabes que es mi punto débil.-
Respondió entre gemidos la pequeña que miraba hacia delante
avergonzada por notar la lengua y dedos de su amante en su zona mas
intima.
Pero eso no hizo que
parara, si no que aumentara el ritmo, su lengua entro un poco en su
cerrada entrada para probar como estaba por dentro, una vez acabo de
estimularla, se relamió los labios y se levanto para mirarla con
cariño, pasando la mano por su mejilla.
-Lista? Aun no me
creo que no tengas miedo de mi. -Balbuceo cerca de su oído como si
ahora toda la fuerza se hubiera desvanecido.
-Nunca...tendría
miedo ni asco de ti Mariko.- Respondió jadeante Ami mirándola con
ternura antes de tragar saliva y levantar un poco una de sus piernas.
-Te quiero y quiero todo de ti.
Mariko no se alejo
demasiado, solo se aparto un poco la cintura para quitarse las
braguitas y entonces su falda se levanto un poco por el miembro que
tenia escondido en el, Mariko era futanari. Desde el primer momento
Ami lo había sabido, aquel día en que se habían dejado llevar por
sus pasiones Mariko dijo que no era chica del todo, que desde siempre
había tenido ese miembro en su cuerpo y que no debería acercarse,
pero a Ami no le importaba, le importaba solo la persona que había,
ademas de que en el interior lo prefería ya que no era lesbiana del
todo pero con Mariko era todo distinto.
-Tu también has
estado impaciente, mira lo dura que la tenias. -Dijo con una sonrisa
pervertida Mariko antes de llevar un dedo a sus labios vaginales para
separarlo y que le fuera mas fácil adentrarse en su interior.
-Es porque me
vuelves loca, si los señores de la casa se enteraran me despedirían
en el acto. -Respondió Mariko acercando el miembro a la vagina
rosada de Ami, pasando el glande por su entrada antes de empujar con
mucha suavidad su cadera para que se fuera adentrando.
El interior de Ami
era muy estrecho, no se había dilatado del todo pero por fortuna
Mariko no era violenta, se tomaba su tiempo, hacia entrar el glande
en suaves movimientos y lo sacaba, cuando veía que estaba esa parte
dilatada continuaba, así con cuidado hasta que entraba del todo
dejando a una jadeante Ami siendo penetrada de pie. Ambas chica se
besaron entre gemidos, Mariko atrapo las manos de Ami alzándolas por
encima de la cabeza para que no se pudiera mover mientras la pared
ayudaba a Ami a no caerse, manteniendo el equilibrio como podía
mientras notaba como todo su interior era revuelto por el miembro de
la maid que chocaba con la entrada de su útero pero sin entrar, solo
besando la entrada con su glande.
-Grande...aaah...no
se cuanto…-Dijo Ami entre besos antes de que fueran acallados
nuevamente por los de Mariko que no dejaba de mover la cintura ni un
solo segundo, lenta pero aumentando el ritmo a cada minuto que
pasaba, queriendo ella también saciarse pero a la vez queriendo que
todo aquello no acabara nunca.
Los fluidos
comenzaron a bañar el suelo, haciendo un pequeño charquito mientras
la pasión de ambas mujeres llevaban a su climax, la vagina de Ami se
apretaba antes de correrse mordiendo un poco la lengua de Mariko por
estar entre besos antes de que el miembro de Mariko estallara en su
interior, pintando su interior de blanco entre espasmos de placer al
mismo tiempo que los fluidos cálidos de Ami cayeran al suelo
conforme se corría liberando el semen que estaba llenando su
interior.
Ambas chicas dejaron
de separarse para abrazarse, bajando temblorosa la pierna de Ami
pero sin dejar de estar unidas por el miembro, poniendo las cabezas
cada una en el hombro de la otra recuperando el aliento. Entonces
lentamente Mariko tomo la cabeza de Ami y la beso con dulzura antes
de sonreír.
-Parece que estas
sucia...quiere que prepare un baño?- Pregunto suavemente antes de
recibir un nuevo beso por parte de la pequeña.
-Solo si te metes
conmigo.-Respondió intentando averiguar como llegaría hasta la
bañera, sus piernas temblaban demasiado.